Por María del Rosario Hernández y Ailer Pérez Gómez
Fotos: Cortesía de Anarelys Garriga
La actuación de mujeres como líderes de proyectos musicales ha podido ser rastreada desde finales del siglo XIX a partir de las noticias de la existencia de la Charanga de Doña Irene, la proliferación de conservatorios y academias de música en todo el país y la intervención de sociedades que promovían prácticas musicales y culturales en general (Valdés 2005: 5). Pero es posterior a 1962, con la fundación de la Escuela Nacional de Arte, así como de todo el sistema de instituciones de la cultura que se instaura en la década, que se diversifican las opciones profesionales en la música, tanto para mujeres como para hombres.
La formación en dirección orquestal no quedó formalizada hasta la fundación del Instituto Superior de Arte, ISA [1], cuando se crea el departamento de la especialidad con profesores que ya contaban con una trayectoria reconocida –Manuel Duchesne Cuzán– y otros que comenzaban su carrera avalados por la formación recibida en la Unión Soviética –Guido López-Gavilán, Gonzalo Romeu–[2]. Hasta ese momento no se tenían noticias de alguna mujer en la dirección orquestal en Cuba.[3]
Según recuerda el maestro Guido López-Gavilán:
[…] hasta ese momento aquí no se estudiaba dirección de orquesta. El que dirigía orquesta era porque tenía la voluntad de hacerlo, porque tenía preparación, o bien como instrumentista o como director coral, o algún tipo de experiencia personal así. Poco tiempo después de eso vino a La Habana Daniil Tiulin, un excelente director soviético, […] como asesor para la [Orquesta] Sinfónica Nacional y que comenzó a impartir unos cursos para dirección de orquesta, que fueron los primeros, más o menos organizados, que se dieron en Cuba […][4]
Es entonces que comienzan a aparecer nombres femeninos en el panorama de la dirección orquestal, con las primeras promociones de la especialidad en el ISA. De esa primera generación destacan Zenaida Castro Romeu (1952), Elena Herrera (1948-2018) y María Elena Mendiola (1954), graduadas en 1982; Marlene Urbay (1961), quien recibió su título en 1985, y Anarelys Garriga (1963), licenciada en 1988.
Cada una de estas excelentes artistas ha aportado a la historia de la música cubana desde diferentes ámbitos, no vale compararlas, sino destacar y felicitar sus éxitos.

En esta ocasión nos ponemos al día respecto a Anarelys Garriga, egresada del ISA en los perfiles de Dirección coral y de orquesta, quien radica en México desde hace muchos años.
Su desempeño profesional presenta una especial vinculación de lo artístico y lo pedagógico, sistematizado en diferentes instituciones de Cuba y México.
A finales de los años ochenta y en los noventa del pasado siglo radicó en el oriente del país, siendo allí gestora de un importante movimiento sinfónico. Desde la dirección titular de la Orquesta Sinfónica de Oriente, colaboró con el movimiento de orquestas juveniles en Santiago de Cuba y Holguín, dirigiendo ambos proyectos. Desde estos inicios profesionales concibió la docencia a partir de la multiplicidad y profundidad de conocimientos que propicia el proceso de conducción de un repertorio sinfónico. De ahí que pudiera alternar la docencia en el Conservatorio Esteban Salas y en la Universidad de Oriente, la impartición de clases de Música de cámara y Dirección coral, funciones directivas a nivel de cátedra y asesorías musicales para diferentes entidades. A finales de la década de los noventa se establece en la capital del país, como directora musical de la Ópera Nacional de Cuba e invitada del Ballet Nacional de Cuba. A partir del 2002 inicia colaboraciones con la Universidad Autónoma del Carmen, Campeche, México, elaborando los planes y programas de estudio para las nuevas carreras de música; también crea la Coral Universitaria de dicha Institución. Obsérvese cómo la vinculación arte/academia se mantiene como constante en el hacer de Anarelys Garriga.
En el 2005 es designada como titular del Conjunto Instrumental Nuestro Tiempo e integra el claustro de profesores del ISA desde 1997 hasta el 2008 en los Departamentos de Dirección de Orquesta, Dirección Coral y Música de Cámara. Perteneció al Centro Nacional de Música de Concierto de la República de Cuba como directora independiente de orquesta, banda y coro desde 1998 al 2011.
En el 2008 se establece en Campeche, laborando en la Universidad y diversificando la docencia, como consecuencia de la gran experiencia acumulada en instituciones cubanas. Allí organiza y dirige agrupaciones instrumentales y corales, participa en conciertos para niños y jóvenes y en actos propios de la vida cultural de la región. En su currículo profesional se destaca:
Siempre ha aparejado su vida profesional como directora de Coros y Orquestas a la docencia, por eso se mantiene impartiendo clases de música en la Universidad Autónoma del Carmen, en la Casa de la Cultura de Ciudad del Carmen y en su propia Academia de Música SOL-FA.[5]

Tal y como se observa, Anarelys Garriga mantiene, entre tantas misiones, la de conducir agrupaciones de niños y adolescentes. Retornemos a Cuba, donde desde los noventa fungió como directora titular de la Orquesta Sinfónica Infantil de La Habana, y de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Cuba Alejo Carpentier. Se reconoce su labor como asistente de Claudio Abbado, en la creación del Taller de Orquestas con la Sinfónica Juvenil de la Filarmónica de Cuba.
El trabajo de Anarelys con niños de Nivel Elemental e inicios del Nivel Medio no nos es ajeno, ya que aquellos infantes hoy son reconocidos artistas de la música en Cuba y otros países. Para esa generación, la práctica de orquesta con ella resultó mucho más que el contenido de una asignatura, fue aprendizaje en conjunto haciendo música, colaboración, amistad.
Conversamos con algunos de aquellos integrantes de la Orquesta Sinfónica Infantil, tratamos de remover sus recuerdos y aquí presentamos algunas respuestas respecto a cómo ven hoy a “la profe” Anarelys.
El percusionista y compositor Alejandro Céspedes[6] fue muy explícito y afectivo. Dijo tener muy buenos recuerdos de ella, y eso que casi se cumplen alrededor de 25 años de la existencia de la Orquesta Sinfónica Infantil.
Una cosa que siempre me marcó de ella fue su dedicación, ella padecía de dolores de espalda, y a veces lloraba del dolor, pero no paraba de conducir. Eso, por lo menos a mí me inspiraba y me hacía tocar mejor para hacer que su esfuerzo no fuera en vano.
Roger Rizo[7], Alberto Batista Hernández[8] y el propio Alejandro eran los percusionistas de la orquesta, reconocen la importancia que la directora concedía a la cuerda de la percusión y cómo hacía para que ellos se integraran a la música que se montaba. Acerca de estos recursos recuerda Alejandro:
Bajo su batuta descubrí el amor a tocar música sinfónica; ella nos decía a los vientos y la percusión que, mientras ella veía un pasaje con las cuerdas, siguiéramos la música por si había alguna indicación que nos sirviera… a lo mejor ella decía eso para que no habláramos, pero cuando lo hacíamos, tocábamos luego mejor, pues entendíamos lo que las otras secciones estaban haciendo. Un trabajo de ensemble modelo que después empleé cuando toqué con la Orquesta de la Ópera y el Ballet, y hasta hoy en día aquí en Canadá. Verdaderamente me hace entender y disfrutar más lo que hago. No lo veo como un trabajo.
Igor Corcuera[9], Director de la Banda Nacional de Conciertos, era trompetista en la orquesta y considera que para él esa práctica era “lo más grande”, significando la importancia de tener ensayos generales y actuaciones en el Teatro Amadeo Roldán, recuerda que Anarelys era muy exigente, amable y cariñosa. Este rasgo del liderazgo de la profesora Garriga constituye un valor importante para un director, de niños y de adultos.
La violinista y compositora Jenny Peña[10] también integró la orquesta y hoy considera que aquellos momentos fueron buenos para su formación como músico y ser humano. Recordemos que la agrupación estaba integrada por estudiantes de todas las escuelas de música de la capital, por lo que constituyeron una comunidad muy diversa, no solamente por los diferentes perfiles instrumentales, sino por las procedencias educacionales.
Anarelys dirigía y gestionaba, con resultados motivadores para los integrantes de la agrupación. Hicieron presentaciones en Cienfuegos, concierto por el 5to. Aniversario de la Escuela de Altos Estudios de Hotelería y Turismo realizado en el Teatro Amadeo Roldán, Gala Cultural del Congreso Pedagogía 97, efectuada en el Teatro Karl Marx y I Congreso Internacional Cultura y Desarrollo en el Palacio de Convenciones.
Alberto Batista Hernández agradece la posibilidad de haber sido solista en la interpretación de la obra Movimiento para xilófono y cuerdas de la compositora Beatriz Corona. El danzón Almendra fue otra obra relevante en el repertorio seleccionado por Anarelys. Aquí nos encontramos otros elementos propios de la directora, de nuevo el protagonismo de la percusión y la presencia de obras cubanas como constantes.
Alejandro Céspedes nos escribe: “Ella nos daba importancia a todos. Algunos directores se preocupan mucho por las cuerdas y dejan de lado a la percusión. Valoraba al ensemble completo.”
Recuerdan que la directora cantaba las partes en los ensayos mientras conducía, dicen que para ayudar a los violines. Alejandro reconoce que esta práctica la lleva a sus procesos de montaje y cuando está memorizando una pieza nueva en la marimba, va cantando todas las notas y eso le ayuda muchísimo.
El liderazgo de Anarelys Garriga ha sido muy reconocido y de múltiples formas; la prensa especializada ha dicho sobre ella: “en sus manos atesora la virtud de hacer la poesía del sonido”. Hoy podemos afirmar que otra gran virtud ha sido desarrollar habilidades interpretativas y crear valores de permanencia y pertenencia en los niños y jóvenes que con ella han compartido la música.
Bibliografía:
Giro, Radamés. 2007. Diccionario enciclopédico de la música en Cuba. La Habana: Editorial Letras Cubanas.
Valdés Cantero, Alicia. 2005. Con música, textos y presencia de mujer. Diccionario de mujeres notables en la música cubana. La Habana: Ediciones Unión.
Otras fuentes:
Currículo profesional de Anarelys Garriga, cortesía de la directora de orquesta.
Transcripción de las intervenciones del panel “La dirección orquestal en la actualidad”, durante las sesiones del Simposio Internacional Cubadisco, La Habana, 2015.
Comunicaciones personales con los músicos Alejandro Céspedes, Igor Corcuera, Jenny Peña y Alberto Batista Hernández.
Notas
[1] Actualmente Universidad de las Artes de Cuba.
[2] Anteriormente, los estudios de dirección orquestal eran obtenidos fuera del país, o de modo informal, según el consejo de directores más experimentados. Los principales referentes de la dirección hasta ese momento, Enrique González Mántici y Manuel Duchesne Cuzán –titular y adjunto de la Orquesta Sinfónica Nacional, respectivamente–, recibieron su formación de este modo antes de 1959. González Mántici estudió con Erich Kleiber en la época en que este último estuvo al frente de la Orquesta Filarmónica de La Habana (Giro 2007: 156), y Duchesne, además de formarse bajo el consejo del propio González Mántici, estudió con Igor Markevitch en Ciudad México, París y La Habana (Giro 2007: 41).
[3] Recientemente hemos sabido que la pianista y pedagoga cubana Zenaida Romeu tuvo experiencias eventuales en la dirección orquestal entre las décadas de 1940 y 1950.
[4] Intervención en el panel “La dirección orquestal en la actualidad”, durante las sesiones del Simposio Internacional Cubadisco, La Habana, 2015.
[5] Tomado del currículo enviado a las autoras en mayo de 2020.
[6] Alejandro Céspedes estudió percusión en la Escuela Manuel Saumell y en el Conservatorio Amadeo Roldán. Inició estudios de Composición en el ISA. Estudió Percusión en la Universidad de Toronto, Canadá. Trabaja en The Royal Conservatory. Sus obras para conjunto de percusión integran el repertorio de nuestras escuelas.
[7] Roger Rizo estudió percusión en la Escuela Manuel Saumell y en el Conservatorio Amadeo Roldán. Inició estudios de Percusión en el ISA. Actualmente es tecladista de la agrupación Manolito Simonet y su trabuco.
[8] Alberto Batista Hernández estudió percusión en la Escuela Manuel Saumell, en el Conservatorio Amadeo Roldán y en el ISA. Es profesor del ISA y de la ENM. Integra la agrupación PERCUBA/Ensemble.
[9] Igor Corcuera estudió trompeta en la Escuela Paulita Concepción y en el Conservatorio Amadeo Roldán.Estudió Dirección de Orquesta en el ISA.Se desempeña como Director y Profesor.
[10] Jenny Peña estudió violín en la Escuela Manuel Saumell, en el Conservatorio Amadeo Roldán y en el ISA. Integra los proyectos del Lyceum Mozartiano de La Habana y es profesora del ISA.
Creo q es muy importante el trabajo en conjunto desde edades tempranas para los estudiantes de música y valoro mucho el trabajo de Anarelys a través del orgullo q sienten los profesionales de hoy q fueron sus alumnos. Gracias al Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Música cubana por estos trabajos. Gracias a las autoras por el desempeño.
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