Por Guido López Gavilán. Compositor y director orquestal. Director de la Orquesta de Cámara Música Eterna. Profesor de la Facultad de Música de la Universidad de las Artes, ISA.
Siempre que se analiza la dirección orquestal en Cuba, es necesario trazar una línea divisoria en 1976, año en que fue fundado el Instituto Superior de Arte.
Durante nuestra historia –incluyendo los primeros 76 años del siglo pasado– la formación de un director de orquesta en Cuba dependía básicamente de sus características personales y de las circunstancias en que desenvolviera su labor. Generalmente eran prestigiosos músicos que sobresalían como instrumentistas o destacados compositores, orquestadores y arreglistas que además de su capacidad musical poseían el don de unir voluntades. Guillermo Tomás (1868 – 1933), Amadeo Roldán (1900 – 1939), Alberto Bolet (1905 – 1999), Rodrigo Prats (1909 – 1980), Enrique González Mántici (1912 – 1974), Félix Guerrero (1916 – 2001), Roberto Valdés Arnau (1919 – 1974), Adolfo Guzmán (1920 – 1976), Fabio Landa (1924 – 2003), Mario Romeu (1924 – 2017), Rafael Somavilla (1927 – 1980), Roberto Sánchez Ferrer (1927) y Manuel Duchesne Cuzán (1932 – 2005) son claros ejemplos de ello.
Es interesante señalar que casi todos estuvieron vinculados a la música popular, fundamentalmente, a la modalidad orquestal de formato sinfónico auspiciada por las emisoras de radio y televisión, que alcanzaron su máximo esplendor en las décadas de l940 y 1950. Muy pocos de ellos –como Mántici, Duchesne, Guerrero y Sánchez Ferrer, quienes también abordaban el repertorio sinfónico internacional– cursaron estudios de perfeccionamiento en instituciones extranjeras o bajo la orientación de destacadas personalidades. Por su parte, Leo Brouwer(1939), quien se dedicó a la dirección orquestal después de haber desarrollado una brillante y exitosa carrera como compositor y guitarrista, ilustra también el caso de un músico poseedor de muy sólida formación y sobresalientes cualidades personales.
PRIMER ACERCAMIENTO
Un primer acercamiento para el estudio de la Dirección Orquestal en Cuba lo constituyó la convocatoria realizada por el Consejo Nacional de Cultura en 1967, teniendo como guía al excelente director soviético Daniil Tiulin, quien durante dos años permaneció trabajando con la Orquesta Sinfónica Nacional y propiciando la formación de jóvenes directores.
Para esta iniciativa –que tuvo como sede el Conservatorio Alejandro García Caturla– fueron seleccionados jóvenes que ya hubieran realizado alguna labor de dirección orquestal.
En el transcurso de esta experiencia se abordaron obras representativas del repertorio sinfónico universal, haciendo hincapié en su estudio integral y en los recursos técnicos aplicables en su conducción. Para la dirección práctica en las clases se utilizaron versiones de estas obras sinfónicas en reducciones para dos pianos que estuvieron a cargo de los pianistas Rafael Morales y Juan Espinosa.
Los participantes seleccionados fueron Jorge Luis Betancourt, Gonzalo Romeu, Enrique Castro, Guido López Gavilán, Eduardo Ramos, Tony Taño y Jorge López Marín. Como resultado de esta labor se formuló la proposición de que algunos de los participantes optaran por cursar estudios superiores de dirección orquestal en la entonces Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS). En años subsiguientes cursaron esos estudios Jorge Luis Betancourt, Gonzalo Romeu, Guido López Gavilán, Eduardo Ramos y Jorge López Marín.
Son variados los recuerdos que guardo de aquellas jornadas, pero en especial no olvidaré un día que Tiulin se retrasó en llegar, y mientras lo esperábamos nos pusimos a repasar en el jardín del Conservatorio, junto a la calle 31 en Marianao. Estábamos muy concentrados –cada uno con su batuta, dirigiendo una orquesta imaginaria– cuando una guagua se detuvo a nuestro lado y el chofer nos gritó a voz en cuello: “¡Sigan así… jugando con ese palito!” Para complacerlo, hemos continuado con el palito… durante toda la vida.
CURSOS PARA POST – GRADUADOS DE NIVEL MEDIO
Ya a finales de los años ‘60 y a inicios de la década de los años ‘70 cobraba cada vez más fuerza la necesidad de crear el Nivel Superior para la enseñanza artística. Uno de sus máximos impulsores fue el maestro José Ardévol, quien se había dado a la tarea de crear los “Cursos para Post – Graduados de Nivel Medio”, como fase preparatoria para la creación del Instituto Superior de Arte.
Estos cursos tuvieron lugar en las instalaciones de la Escuela Nacional de Arte y a partir de 1974 se incluyó la Dirección de Orquesta entre las especialidades musicales que se impartían.
Las clases de dirección estaban a cargo de Guido López Gavilán y Gonzalo Romeu, quienes poco tiempo antes habían concluido sus estudios en el Conservatorio Tchaikovski de Moscú. Era primera vez que se impartía esta especialidad de modo oficial en nuestro país; pero no fue hasta 1976 –con la creación del Instituto Superior de Arte– que la Dirección Orquestal constituyó formalmente una carrera del Nivel Superior en nuestro sistema de enseñanza artística.
NACE EL INSTITUTO SUPERIOR DE ARTE
En septiembre de 1976 había llegado el esperado momento de abrir las aulas del Instituto Superior de Arte. Se continuaba en las mismas edificaciones que hasta entonces habían servido como sede a la Escuela Nacional de Arte, otrora exclusivo Havana Country Club.
Fueron momentos memorables para los músicos, pues suponía la realización de un largo anhelo. Específicamente para aquellos interesados en la dirección orquestal sinfónica surgía por primera vez la posibilidad de cursar esta carrera en nuestro país, quienes obtenían al graduarse un estatus universitario junto a la opción de emprender el siempre difícil camino propio de director.
Para elaborar los planes de estudios e iniciar las labores del Departamento de Dirección Orquestal habían sido convocados Manuel Duchesne Cuzán –que permaneció los dos primeros cursos– Gonzalo Romeu y Guido López Gavilán. Poco después, se incorporó a la cátedra Jorge López Marín.
Una peculiar efervescencia caracterizaba aquellos años. Se unían la expectativa ante las nuevas posibilidades, los numerosos jóvenes deseosos de emprender estudios superiores, el simbólico “olor a nuevo” que emanaba, tanto de las instalaciones recién reparadas, como de los futuros propósitos en los profesores y alumnos.
Un valioso grupo de estudiantes ingresó para cursar nuestra especialidad en aquellos años iniciales. Como parte de aquella primera hornada recuerdo a José Antonio Bornot, quien cinco años después resultara el primer director graduado en nuestro país; a Zenaida Castro Romeu, Elena Herrera, que, brillantemente, abrirían paso a la después larga fila de mujeres directoras de orquesta; a Marlene Urbay, Irina Rodríguez, María Elena Mendiola, que junto a Miguel Pinto, Enrique Pérez Mesa, Iván del Prado, Anarelys Garriga, Yhovani Duarte, Eduardo Díaz, Igor Corcuera, Daria Abreu, Cosette Justo, Irina Toledo, Daiana García, José Antonio Méndez, Giudel Gómez, Javier Millet, son destacados representantes de la afortunadamente ya extensa relación de directores graduados del Instituto Superior de Arte y que han logrado trazarse una destacada trayectoria profesional, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, y al mismo tiempo han tenido bajo su dirección durante las últimas cuatro décadas a las principales orquestas sinfónicas y de cámara cubanas.
En el transcurso de estos primeros 45 años de vida del ISA son múltiples los escollos que ha habido que vencer, y sabemos que en el camino aún se interpondrán otros; pero las puertas del futuro continúan abiertas y actualmente se encuentran a punto de transitar por ellas un valioso grupo de jóvenes: Rocío Calle, Alice Jane Guerra, César Eduardo Ramos, Jorge Félix Leyva, Isandra Ferrales, en cuyas manos queda la tarea de dar continuidad a este relato.
Quiero hacer un curso de dirección orquestal en el ISA el año 2023. Me pueden contactar o enviar información. Patricio Andrade Olate, licenciado en Música PUC de Chile. Email patricioandradeolate@gmail.com
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