Dossier Cubadisco 2022… “Mi rumba no va a parar” dice el grupo Rumbatá

Por Heidy Cepero Recoder. Musicóloga

Ya suman cuatro los discos de la agrupación Rumbatá, bajo la producción musical de Manolito Simonet, destacado artista que ha decidido acompañar, nuevamente, los pasos de la prestigiosa agrupación rumbera por el mundo discográfico. Mi rumba no va a parar es el primer CD grabado en el Estudio de Grabación Caonao de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) Camagüey, con el sello Bis Music.

En la selección de diez temas y un bonustrack se demuestra la intención de retomar letras, elementos rítmicos y sonoridades de las rumbas más tradicionales, así como atesorar obras que pertenecen al repertorio habitual de la agrupación durante sus veinticuatro años de existencia, que no habían sido grabadas, como Ventolera de José Luis Estremera (Ventolera), y La masa de Silvio Rodríguez.

En las obras incluidas en este volumen se encuentran las tres modalidades de la rumba: el yambú, la columbia y el guaguancó, este último mezclado con otros géneros como la trova, el rap, la conga y otros ritmos caribeños. Todos esos elementos le imprimen una gran pluralidad al nuevo fonograma.

Un aspecto distintivo de esta entrega es la utilización de dúos en las coplas de algunos temas como Ventolera, Te equivocaste, La Masa y Si me tocas te arrebatas, para rendir homenaje a los dúos de rumberos famosos como el Nene, el Gato y Amado Dedeu, que integraron la agrupación Clave y Guaguancó.

Estamos en presencia de una gran variedad de timbres, instrumentos, voces y obras que se recrean con introducciones auténticas y diferentes; así como una diversidad en las estructuras de los temas, que demuestran la riqueza y originalidad de su arreglista, director musical y principal compositor Wilmer Ferrán.

El yambú del chino es un tema con derecho reservado, que retoma Wilmer para rendir tributo a esas valiosas rumbas antiguas interpretadas por Afrocuba, Los Muñequitos de Matanzas y los coros de clave de La Habana. La presencia china en nuestra cultura ha sido una temática recurrente en la historia de la rumba. En este yambú destaca un arreglo novedoso en las guías del montuno; se utiliza la clave del son a la manera de la rumba habanera y se estrena como solista la joven músico Livania González.

La columbia Rumbatá fue el que empezó, rinde pleitesía a los ancestros. Fieles seguidores de los primeros columbianos de la zona de Florida en Camagüey, los percusionistas respetan la célula rítmica tradicional en el toque que realizan en los tambores denominados salidor y tres dos; mientras en los estribillos los cantantes utilizan melodías de antiguas columbias, con textos propios de Rumbatá.

Una sonoridad diferente se puede disfrutar en Te equivocaste, tema de la autoría de Adalberto Álvarez, grabado en el año 1999 en la voz de Aramís Galindo, que, en esta versión rumbera, se interpreta con un formato instrumental pequeño compuesto por cajón, chequeré, quinto, clave, y el pad electrónico se reserva para el montuno.

Y si de pasarla bien se trata, nada mejor que La guarapachanga, del compositor Juan Rivera Prevot, tema popularizado en la década de los sesenta del pasado siglo, que retoma el Quinteto Babalú, compuesto por músicos colombianos y cubanos radicados en Medellín. En esta colaboración musical Rumbatá aporta tanto la base rítmica con las claves, los tambores batá, catá, chequeré, quinto y dos tumbadoras, como los montunos que completan el carácter guarapachanguero.

Si me tocas te arrebatas es un guaguancó más rápido que se ajusta al aire de la conga santiaguera. Dentro de la instrumentación se utilizan claves, tumbadoras, bombo, cajón y llantas, instrumentos propios de ese género traslaticio. Este fonograma constituye una oportunidad para el joven Alexis Aróstegui (el Pequeño), quien demuestra su versatilidad en los textos rapeados, y utiliza la intertextualidad en los estribillos con frases conocidas como la de “HakunaMatata”.

Como homenaje póstumo a Nerina Calderón y Reinaldo Betancourt Batista, dos importantes músicos de Rumbatá: aparece con acierto el tema Es ahora. Estas figuras son significadas a través de dos catos: uno congo y el otro dedicado al orisha Ogún, santo que coronó Reinaldo.

En la constante búsqueda y asimilación de nuevas sonoridades se muestra Mi rumba está buena, un guaguancó muy contemporáneo, en el que sobresale la base rítmica totalmente electrónica, con la utilización de dos pad electrónicos. La variedad tímbrica que regala esta novedosa propuesta sonora se consigue asimismo con la incorporación de dos instrumentos ajenos al formato tradicional de rumba para la función improvisadora: el tambor venezolano Cumaco y el timbal. El primero en sustitución del quinto, a cargo de Juan Miguel Pera, y el segundo en manos de Idael Soler. La formación de Wilmer ‒como bailarín profesional‒ le permite crear esta rumba bien desenfadada en función de la danza, con la que el bailador puede hacer diversos pasos, tanto gagá haitiano, jamaicano, como el simple arrollao de una conga. En este número, la propuesta discursiva se limita a mantener la alternancia de solista y coro, para acercarse más a la estructura de esa conga final, a la que se suman el quinto, el bombo, la campana y la llanta; en tanto las voces al unísono, y en diálogo con los bloques de percusión, comentan temas de la vida cotidiana cubana.

Rumbatá nuevamente se apropia de la creación trovadoresca, y esta vez tuvo la dicha de grabar La masa con su creador. Silvio Rodríguez accedió con gusto a cantar esta versión de su obra al estilo del batárrumba, en una tonalidad diferente a la original, con cambios de métrica y una trama rítmica y expresiva que acerca la interpretación al espíritu de la columbia.

Especialmente revelador resulta el desempeño del joven Wilmer Tadeo Ferrán Rivero, que con sólo quince años se estrena como solista en el tema Un buen amigo, creado con el propósito de defender los valores éticos y de sociabilidad que demanda el espacio rumbero.

Como bien afirma su título Mi rumba no va a parar, esta obra constituye un tesoro dentro de la fonografía cubana, porque logra agrupar rumbas antiguas con las de más reciente creación. En su afán de redimensionar la tradición rumbera de todos los tiempos, acredita la vitalidad de una rumba de genuina elaboración y sabor camagüeyano, y confirma la madurez conceptual de una agrupación tan experimentada como Rumbatá, que con todo derecho dice: Mowisoró mi rumba.

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