José Manuel García Delgado: el último de los compositores musicales de Barbarito Diez

Por DrC. Silvia Álvarez Ramos. Profesora Titular y Vice-Decana de Extensión Universitaria de la Facultad de Música, Universidad de las Artes (ISA)

Se comparte la certeza de que Cuba posee una riqueza musical extraordinaria y que, sobre todo, existe un intangible patrimonio musical- apenas identificado- que corre el riesgo de perderse por desconocimiento y divulgación.

En este contexto se reconoce la existencia de un amplio repertorio musical local que permanece silenciado sin una utilización adecuada en las diferentes formas de la música profesional, en los repertorios de los conjuntos y artistas locales o nacionales. Este es el caso de la obra del creador musical José Manuel García Delgado, directivo, destacado investigador del patrimonio cultural inmaterial, analista de la actividad cultural, historiador y fiel defensor de la música cubana en sus diferentes estilos y formas musicales.

Este creador nació el 25 de noviembre de 1947, en la Esperanza, provincia de Villa Clara. Desde la primera infancia por un sentido de intuición natural, en él afloró la música como un misterio que lo acompañaría toda la vida. Desde corta edad sintió inclinación hacia las parrandas de músicos y trovadores del poblado donde vivió con su familia, en el municipio Venezuela, provincia Ciego de Ávila.

Inició los estudios musicales a la edad de 10 años con la pianista y profesora de música Dominga Hernández, quien le impartió las asignaturas de Teoría y Solfeo, todo ello le permitió destacarse en las actividades cívicas- culturales de la escuela, donde se desarrollaba la Sociedad de Instrucción y Recreo «Mariana Grajales». Ubicada en el poblado del Quince y Medio, allí se conmemoraban fechas históricas como el 28 de enero y 19 de mayo, “Nacimiento y caía en combate de José Martí”, 10 de octubre, «inicio de la guerra de independencia, el 24 de febrero “reinicio de las guerras independentistas”, 7 de diciembre “Muerte de Antonio Maceo, entre otras”.

Con el triunfo de la Revolución, la sociedad cubana experimentó profundos cambios en todas sus estructuras. Con sólo 12 años, José Manuel protagonizó muchas de los cambios que se fueron gestando. En 1961 tuvo lugar un amplio proceso de democratización de la cultura y se ponen de relieve momentos importantes con la trascendental Campaña Nacional de Alfabetización. Cuando se convocó al pueblo a participar en ello, este adolescente es de los primeros en disponerse a cumplir con esa epopeya, prestó servicios en un poblado llamado Cauto Cristo en el cuartón Altagracia de la provincia de Holguín, actualmente situado en la provincia Granma.

En el mes de enero de 1962 ingresó en Ciudad Libertad, en la Escuela “Victoria de Girón”, para culminar la nivelación de estudios primarios e inició los de secundaria básica en la escuela “Rubén Martínez Villena” en Miramar. Formó parte de la agrupación coral dirigida por el maestro de música Miguel Izquierdo, integrante de la Orquesta “Hermanos Izquierdo”.

En el año 1963, como parte de las actividades extra docentes realizadas en la institución, asistió a la recogida de café en las montañas orientales en la Sierra Maestra, específicamente en la comunidad “Boca del Oro”, en Vega Grande, surgen allí sus primeras creaciones oficiales, se destaca dentro de ellas el calipso «Entre Montañas”.

Regresó al municipio de Venezuela al concluir los estudios secundarios y comenzó a incursionar en el canto como solista con el combo de Russell Avendaño, excelente guitarrista y ex pianista de la orquesta Intermezzo. La casa de los Avendaños Moritz en esa época se había convertido en una institución que promovía lo mejor de la música cubana y universal, allí se ensayaba y se montaba todo el repertorio que interpretaba combo. En el año 1964 José Manuel García tuvo el privilegio de alternar como cantante en los festejos carnavalescos del municipio Morón, con una de las figuras de mayor prestigio del bolero en Cuba: Orlando Contreras.

La agrupación musical creada por Russell, era la más importante que existía en el poblado de Venezuela en aquel momento, contaba con una elevada calidad en correspondencia con el nivel que tenía su director como instrumentista egresado de una academia, y por el rigor artístico que exigía. Así es como José Manuel se vinculó por vez primera con la nueva forma de cantar, componer y decir del movimiento del filin; y del movimiento trovadoresco del municipio, liderados por: Pedro Pablo González, Onelio Pérez, José Rafael Marín, Ángel Juara, Pedro y Daniel Cruz, José Félix Miranda, Enrique Alemán, Jerónimo Guerra, Sergio Márquez, Emiliano y Ulises López, Roberto Correa, así como por agrupaciones musicales provinciales y nacionales como: los conjuntos Saratoga, MusiCuba, de Roberto Faz, Casino, de Luis Santí, así como agrupaciones como Eliseo y su Combo, el Combo de Obregón y la Orquesta Típica Avileña.

En esta misma época, José Manuel participó como competidor en el programa Buscando al Artista en la emisora Radio Cuba (Hoy Radio Surco) y obtuvo el segundo lugar en interpretación; el acompañamiento a la obra la realizó el prestigioso compositor camagüeyano Jorge González Ayué. Posteriormente, continuó sus estudios musicales de saxofón en la Ciudad de los Portales con el maestro César Máximo Alberti Orozco, músico profesional, virtuoso de ese instrumento, pedagogo, y creador de la Orquesta Intermezzo; durante esta etapa tuvo como compañero de aula al saxofonista, arreglista y director de orquesta, Jesús Lacerda Adán.

En 1968 el joven José Manuel es llamado a las filas del Servicio Militar Obligatorio, en el poblado Alquízar, y es seleccionado para estudiar música en la Academia de San Antonio de los Baños e integrar más tarde la Banda de Música del Estado Mayor de su unidad.

Durante su estancia en las Fuerzas Armadas, firma una intensa obra autoral, con canciones como: Decirte así, Con una flor en la mano y un sentimiento en los labios, Yo le pedí, Como un dulce despertar, La lluvia cae silenciosamente, Precisamente hoy que comienzo a quererte, y en el año 1969 le orquestan por primera vez una obra; fue la canción Precisamente hoy que comienzo a quererte, fue interpretada por la cancionera Vilma Valle en el bar Las cañas del Hotel Habana Libre.

En el año 1971 presentó obras en el primer Festival del Creador Musical de La Habana, y la comisión organizadora elige al cantante Barbarito Diez como defensor de la misma; de esta forma José Manuel García participó en este magno evento con solo 23 años, junto a figuras consagradas dentro del panorama musical cubano. Su composición La lluvia cae silenciosamente, obtuvo uno de los 12 premios del evento musical más importante realizado en La Habana después del triunfo de la Revolución; después fue editada en discos, en dos ocasiones; en Cuba, bajo la producción musical de la musicóloga María Teresa Linares, y en el año 1972 por una empresa discográfica caraqueña, la Produfón S.A, en Venezuela, por la Voz del Danzón en Cuba.

En esta época las obras musicales de José Manuel se difundían por todas las emisoras radiales y la televisión nacional; la crítica especializada se hizo eco de este primer triunfo, en la revista Bohemia; en los periódicos Juventud Rebelde«, y Granma«, también fue entrevistado por la revista Verde Olivo, el 16 de mayo de 1971, utilizando el siguiente cintillo: «José M. García: un nuevo compositor».

A partir de la entrevista para Verde Olivo, este creador, decidió realizar estudios musicales en la Sociedad de Autores Musicales, situada en Malecón 107. Allí recibió clases de teoría y solfeo, así como de apreciación e historia de la música, con el maestro Leonardo Timor, estudió canto con el maestro Marcelino del Llano y se vinculó, de cierta forma, al Teatro Lírico de Cuba. Igualmente recibió clases de repertorio, contrapunto, copias y formatos internacionales de composición con el maestro Andrés Díaz.

En el año 1972 participó en el Festival del Creador Musical “Ernesto Lecuona” del municipio Guanabacoa, en la doble condición de creador e intérprete y obtuvo el primer lugar con la balada “Yo le pedí”, que contó con el arreglo del maestro Alejandro García Caturla (hijo). Al año siguiente participó junto a Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Pablo Milanés entre muchos cantautores destacados, en una Plenaria Anual convocada por el Comité Nacional de la Unión Nacional de Jóvenes Comunistas para los creadores jóvenes vinculados o no al Movimiento de la Nueva Trova en Párraga, municipio Arroyo Naranjo; a partir de ese momento decidió crear obras políticas y patrióticas. Surgieron así: Nuevo es nuestro amanecer, Palestina, Sahara occidental, a solicitud del Frente de Liberación Saharaui y “Allá por el Medio Oriente”.

En el año 1978 José Manuel García Delgado, recibió el premio más importante de su carrera artística: En un concurso nacional llamado «En solidaridad con el pueblo palestino», auspiciado por Naciones Unidas, y convocado por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y la Asociación Nacional Cubano Árabe, le fue otorgado el Primer Premio y Premio Nacional con la marcha Palestina. La obra fue interpretada por el Coro Nacional dirigido por el maestro Octavio Marín, acompañado por la Orquesta del ICRT.

José Manuel García Delgado, autor de más de 50 obras musicales donde predomina la variedad temática y la diversidad de géneros, algunos de ellos interpretados por: Barbarito Diez, Celina y Reutilio, Vilma Valle, Luisa Rivalta, Coro y Orquesta ICRT, Banda Nacional de Concierto, Welner Cervantes, Luis Enrique Sánchez, Imad García, entre otros; y abarcan los géneros: danzón, balada, canción infantil, calipso, bolero, marcha, son, guajira, shake, filin, guaracha, afro-chá, canción, son montuno. En sus obras se revela su gran sensibilidad para la creación musical.

En los análisis asociados a cuestiones estilísticas y de índole estético–musical, es necesario significar que, a la manera de muchos compositores populares del siglo XX, José Manuel García Delgado fue premiado con una formación musical muy enriquecida, y en correspondencia con el medio que le tocó vivir.

Compuso sin que mediara instrumento armónico o melódico fuera de él mismo, para ello empleó su voz como instrumento para organizar su material temático. El compositor utilizó intervalos de grandes distancias ascendentes y descendentes, y logró organizar el sistema de sonidos. Su caudal creativo fue beneficiado por la experiencia y el contacto con agrupaciones de diferentes formatos, entre ellos, solistas, dúos, tríos, cuartetos, combos, orquestas grandes, también con músicos, arreglistas, compositores, intérpretes, repertoristas, con los que trabajó en eventos y festivales.

Compositor que tenía preconcebido cómo debía sonar su obra; sin embargo, la mayor parte de ella se encuentra fuera de los circuitos de legitimación establecidos por la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Cuba (ACDAM), una de las razones que refuerza la necesidad del acceso a un catálogo que facilite el camino a las partituras.

Ocupó desde el año 1973 y hasta 1980 las responsabilidades de: Miembro del Consejo Nacional de Cultura; Delegado de Cultura en el Seccional Cayo Hueso en La Habana, Jefe de Programación Cultural en Centro Habana y Director de Actividades Culturales del Sectorial de Cultura del Poder Popular en el municipio Habana Vieja. El cumplimiento de estas actividades también contribuyó a su desarrollo como creador musical.

José Manuel García con Amaury Pérez en el 6to evento de Patrimonio Sonoro que se realiza anualmente en Ciego de Ávila.

Con los estudios del Atlas de la Cultura Popular en la década de 1980 en el municipio Venezuela de Ciego de Ávila, donde laboró hasta el año 2021, José Manuel García Delgado, creó la agrupación músico-danzaria portadora de cultura haitiana Okay y el Festival de Creador Musical «Daniel Cruz Cosa». Revitalizó las fiestas tradicionales del 10 de octubre, del Mar de Júcaro, del Conde de Villamar en Jagüeyal, del Verano San Juan en los Negros, de la Papa en Sanguily, y el Baile del Guajiro. Creó interesantes instituciones de la cultura; reveló a través de sus estudios el nombre y origen de los cuatro Condes fundadores del poblado.

Fue el profesional y especialista del Ministerio de Cultura que más aportes ha realizado al desarrollo cultural integral del municipio Venezuela. Ocupó responsabilidades como: Director Municipal de Cultura desde la década de 1980, Subdirector Municipal de Cultura, Jefe del Departamento de Actividades, Analista de la Actividad Cultural, Historiador del Municipio y Técnico de Museo. Se desempeñó como presidente de la Unión de Historiadores, de la Asociación Canaria en el municipio, Coordinador del Club “La Década prodigiosa”, y Director de la Casa Bolivariana “Simón Bolívar Palacio”, única de su tipo en el país.

Miembro de la ACDAM, fue reconocido como compositor profesional desde 1984, co-autor de la Obra Científica, la Síntesis y la Monografía del municipio, Profesor Instructor Adjunto al Departamento de Humanidades de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad de Ciego de Ávila “Máximo Gómez Báez”, miembro de la UNEAC, de la Asociación de Pedagogos (APC), y de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNIHC), entre otras instituciones.

Su currículum suma haber trabajado ininterrumpidamente durante 48 años en el Ministerio de Cultura. Durante su trayectoria le fueron otorgadas las distinciones: Por la Cultura Nacional, Joya de la Cultura Avileña, Hijo Adoptivo del municipio Venezuela, César Máximo Alberti Orozco, así como las medallas: Raúl Gómez García, 40 Aniversario de las FAR, 40 Aniversario de la Campaña de Alfabetización, Medalla de la Piña por la Asamblea Provincial del Poder Popular en Ciego de Ávila, el Premio Ornofay por La Obra de Toda la Vida, además del Premio de Investigación “Tibaldo Herrera”.

Lamentablemente a la edad de 73 años, el 10 de agosto de 2021, víctima de la Covid-19, dejó de existir físicamente en el sureño municipio de Venezuela, donde residía, el hombre apasionado que afirmaba que «toda su obra pertenecía a su pueblo».

José Manuel García Delgado vivió lleno de sueños y aspiraciones, tenía la certeza de que le quedaba mucho tiempo para difundir su obra musical. Hoy el compromiso está en salvaguardar el legado patrimonial que, como herencia, nos ha dejado el hombre para quien “La lluvia cae silenciosamente”.

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