Por Guille Vilar. Periodista. Crítico y promotor cultural
De nuevo la cultura cubana, en este caso a través de su música, le muestra al mundo cuanto de bueno y grande se aloja entre el talento de los compositores e intérpretes de esta pequeña isla caribeña.
Una vez más se comprueba que como músico mientras más profundices en las raíces de tu cultura, mayor será el rango de tu obra a nivel internacional. Por tal razón, este Grammy Latino al disco Ancestros Sinfónico, nos revela las múltiples facetas que coadyuvaron para la consecución de semejante reconocimiento a Carlos Alfonso y Ele Valdés del grupo Síntesis con sus hijos X y Eme Alfonso.

En primer lugar, durante todo el fonograma se presiente ese aliento vital que han desplegado para recoger la huella registrada en la música de los afrodescendientes cubanos a lo largo de siglos aunque, en realidad, se trata de un enfoque de mayor complejidad. Inevitablemente, mientras se le escucha, llega un momento en que esta música contenida en Ancestros Sinfónico, reclama la necesidad de inclinarnos conmocionados, ante la memoria de los millones de africanos que fueron traídos como esclavos a nuestras tierras. Estamos haciendo referencia al alcance emocional del conjuro convocado por la fusión de las voces de Síntesis con la solemnidad sinfónica de la orquesta para refrendar la magnitud del homenaje a aquellos seres humanos que no cesamos de evocar desde la sensibilidad acongojada.
Tales antecedentes los podemos encontrar en cualquiera de los conciertos de Síntesis ofrecidos en nuestros escenarios, donde cada pieza tomada de su diverso y extenso repertorio es debidamente aplaudida pero cuando comienzan a tocar aquellos temas que conforman la trilogía de los discos Ancestros, se produce una transformación del público por la forma de responder al estímulo de esa música; actitud que solo somos capaces de comprender a cabalidad los que nacimos en este país.
Importante destacar, X Alfonso, el progenitor de este monumento de la cultura cubana, ha plasmado en Ancestros Sinfónico todo el abultado nivel de información profesional que ha recibido a lo largo de su vida, códigos de un marcado eclecticismo que va desde el rock progresivo de Síntesis hasta las renovadoras corrientes de la música urbana, sin dejar de lado el legado de los clásicos del jazz y del rock y mucho menos olvidar, el abarcador universo de la música cubana patrimonial que, en definitiva, es lo que singulariza al disco, en cuestión, y la razón por la que recibe el premio.
Desde hace décadas, no hay agrupación de rock, que se respete, que no haya grabado por lo menos un disco donde se haga acompañar de una orquesta sinfónica para interpretar temas de su habitual repertorio. Tales producciones discográficas han tenido una gran acogida en el mercado porque en la inusual fusión de estas sonoridades tan diferentes, de todos modos, se preserva el estilo original sonoro que identifica a cada grupo. Y justamente, esto es lo que también distingue la génesis del proyecto criollo pero con la singularidad de que difiere de cualquiera de las más afamadas propuestas sinfónicas del rock porque, obviamente, se ha bebido de ellas pero el saldo final es diferente.
Puede que en nuestro galardonado disco aparezcan momentos que recuerden las armonías vocales de Queen, la intensa pasión de Metallica o hasta la grandiosidad expresiva de Rick Wakeman pero a la vez semejantes instituciones del rock anglosajón carecen del encanto de la cubanidad que nace de cada canción del Ancestros Sinfónico. Y para cerrar con broche de oro, X Alfonso tuvo a bien contar con los sabios consejos y recomendaciones de una persona como el maestro Leo Brouwer, inequívoca garantía para alcanzar una obra de alto vuelo artístico. Definitivamente, con este Grammy Latino de Ancestros Sinfónico, somos testigos de que no muchos músicos en nuestro país, como es el caso de la querida y respetada familia de los Alfonso-Valdés, se han nutrido de las mas diversas corrientes musicales de boga en el mundo y no obstante, transpiran un profundo amor por lo cubano: ese que nos ha propiciado tanto regocijo.