Por Ivón Peñalver. Correctora Cidmuc
Se le fue la vida, tal como lo había predestinado el intérprete y compositor Pedro Romero, uno de los nombres referenciales dentro de la canción contemporánea cubana. No obstante quien fuera el máximo ganador de los concursos de creación e interpretación Adolfo Guzmán; laureado del Concurso OTI en Cuba, definitivamente, se queda en el recuerdo de los tantos cubanos que le aplaudieron en los más diversos escenarios.

En una ocasión le escuché decir al Maestro César Portillo de la Luz que uno de los encantos del movimiento filin había sido que, amén de su compleja base armónica, los textos de sus canciones estaban permeadas de una especie de metáfora de la vida, en cuanto a la sencillez con que ellos narraban un sinnúmero de experiencias cotidianas que, según él, se tornaban universales en la medida en que cada creador le concedía esa connotación otra que el texto demandaba.
Y estilos aparte, por esos derroteros también anduvo con acierto Pedro Romero. Sus temas nacieron del día a día, de las sumatorias de encuentros y despedidas inolvidables, amores contra corrientes y otros salvadores. Su voz cálida supo interpretar de tal manera que los textos encontraron en su decir consuelo; no obstante él prefirió muchas veces que otras voces los dimensionaran a partir de experiencias propias. Y así nació y creció su universo enunciativo de marcado valor reflexivo.
Una mujer, Se me va la vida, Qué hago con la canción, Encuentro son solo algunos de los títulos que conforman una prolífera lista de canciones en las que convergen y se desencuentran emociones, tal cual es la vida, sentida por un autor y compartida por tantos que les siguen.
Desde una absoluta sencillez hurgó y bordó los sentimientos; atrapó a más de una generación en ellos y como resultado deja una obra plena y abierta a que los más jóvenes le busquen para entrar en contacto con un universo que, si bien ha sido transitado por muchos y grandes exponentes de la cultura cubana, dejaron un espacio para que fuera ocupado por este habanero de hablar bajo pero convincente; de andar lento pero seguro cuando de trazarse un camino recto hacia la eternidad se tratara.
A pocos días de su partida física ya se le extraña, así que lo mejor será ir en busca de sus grabaciones y esperar que los medios de difusión masiva le recuerden siempre por lo que significó para los enamorados del amor, la vida y la música cubana toda.
EPD