Hermano, consternado por el dolor de tu partida, de todos modos, necesito decirte cuanto te extrañamos. Me parece que uno nunca va a aceptar que los dioses también se mueren. Los creemos eternos y prueba de ello es el placer de hacerte llegar antes que a nadie, las notas que he escrito sobre tu obra, trabajos que a menudo te emocionaron profundamente. Recuerdo tu sorpresa al preguntarme que si yo era poeta cuando escribí que atender tu quehacer como músico significa “mojarnos por el cantar de un son que Adalberto desde hace 35 años nos lo entrega como lluvia para hacer crecer en nuestras cubanas almas las flores que embellecen al jardín de la Patria.”
No mi hermano, para nada me considero poeta, pues lo que tanto te impactó, es sencillamente el hecho de haber recogido el sentimiento de todo un pueblo agradecido por el esplendor de tu obra. De todos modos, nos dejas con un sentimiento de orfandad que solo es posible de superar con la certeza del amor que inculcaste en nosotros por el son. Me quiero despedir con una reflexión martiana que aprendí de mi padre cuando aún yo era pequeño. Si para el Apóstol todo hombre debe de tener un hijo, escribir un libro y sembrar un árbol, tu sabes que superaste con creces semejante reclamo. Cuando se hable de ti, lo haremos con la certeza de que nos referimos a alguien que los cubanos queremos como un padre. También sabes que el Libro de Adalberto Álvarez en la música cubana cuenta con las inmortales páginas del son que desde siempre has entregado. Y si de sembrar se trata, los millones de semillas esparcidas por ti en el fértil terreno de la cubanidad, germinan como poderosos arboles cuyos frutos del talento, buen gusto y sabrosura criolla, constituyen el mayor monumento a tu memoria.
*Nota escrita en mayo pasado, en ocasión de la entrega del Premio Extraordinario Cubadisco 20-21.
Por Jorge Gómez. Músico y compositor.
No siempre los epítetos tienen la gracia suficiente. Muchas veces no son más que un slogan de mayor o menor virtud.
Otras veces, el epíteto está tan cerca de la vida de alguien, que parecería que respira de su aire, arde con su sangre, se mueve en sus distancias.
He aquí un hombre cuyo talento sólo es comparable en magnitud con su humildad.
Si alguien inventó el epíteto para él, no hizo más que adelantarse a lo que todos en Cuba sabemos, y se riega como pólvora más allá de nuestras fronteras, el enorme sonero es TODO UN CABALLERO.
Por todo lo que ha hecho por la música y la industria musical cubana, por sus discos incesantes y excelentes, Cubadisco entrega su Premio Extraordinario a:
La muy cubana personalidad del maestro Adalberto Álvarez y su defensa de la música nuestra le han valido el apelativo de El Caballero del Son.
Adalberto es hijo de un gran sonero de Camagüey, llamado Enrique Álvarez. Lo llamaban Nené. Falleció hace relativamente poco tiempo.
Nené Álvarez cantaba y dirigía un grupo musical muy famoso en Camagüey: Avance Juvenil. Era una agrupación de mucha historia. Dicen que ya existía con el nombre de Conjunto Avance a finales de los años 1930. Y que en ese conjunto cantaba un mulato joven que vivía entonces en el Central Vertientes. Venía de Santa Isabel de las Lajas y le decían Bartolo. Su verdadero nombre era el de Bartolomé Maximiliano Moré…
Muchos son los nombres que por fortuna, destacan y honran la historia de la música cubana. En cualquier área de creación de la escena musical de nuestro país, hay personas directamente ligadas al desarrollo de un género en específico. Estas con su quehacer, han contribuido a la trascendencia y aceptación de lo más autóctono de nuestra música dentro y fuera de la isla. Tal es el caso de Adalberto Álvarez, figura relevante en la escena de la música popular bailable cubana y que lleva ya setenta y un sones de vida junto a nosotros.
Hijo ilustre de la ciudad de Camagüey, Adalberto Álvarez resulta defensor incansable del son cubano de todos los tiempos. Con el título de Caballero del Son, el maestro Adalberto es reconocido a nivel mundial como uno de los principales exponentes de este género. Compositor, arreglista, pianista y cantante, inició su carrera musical desde muy temprana edad dirigido por su padre como integrante de la orquesta “Avance Juvenil”, formando parte posteriormente del grupo de aficionados de nombre “Combo Caribe” en Camagüey. Para el año 1966 ingresa a la Escuela Nacional de Arte “ENA” en La Habana, en la especialidad de fagot. A partir de 1967 y durante ocho años asume la tarea de dirigir la Orquesta típica de la escuela, donde además comienza a componer y hacer arreglos, siempre teniendo como referentes a Benny Moré, Miguelito Cuní y Félix Chapotín. Obras como Con un besito mi amor y El son de Adalberto fueron de sus primeros éxitos, interpretados por la orquesta Rumbavana que fuera dirigida por Joseíto González.
En 1978 se traslada a Santiago de Cuba donde funda con la colaboración de Rodulfo Vaillant la orquesta Son 14. Bajo la dirección de Adalberto, esta orquesta alcanzó gran popularidad dentro y fuera de la isla, presentándose en festivales como II Festival de Música del Caribe en Colombia. Durante los cinco años que dirigió dicha agrupación popularizó éxitos como “A Bayamo en Coche”, sencillo que diera nombre al primer álbum de Son 14 bajo el Sello Egrem, con la producción musical del Maestro Frank Fernández, quien fuera igualmente el productor de los próximos cinco CD de la orquesta.
Bajo el nombre de Adalberto Álvarez y su Son funda su segunda agrupación en 1984, con la que defiende la música cubana hasta la fecha. Con esta alcanza mayor popularidad y continúa realizando presentaciones tanto en territorio nacional como internacional.
Muchos han sido los festivales y eventos donde ha participado el Caballero del Son, alcanzando importantes reconocimientos. En 2001 le es otorgado el título de Presidente Honorífico en el Festival del Son en Santiago de Cuba. Con el CD El son de Adalberto suena cubano, fue merecedor en el año 2002 del Premio Cubadisco en la categoría Música bailable actual, obteniendo este mismo galardón en la edición del año 2018, pero esta vez con el fonograma De Cuba Pa’l Mundo Entero. Premio Nacional de Música en el 2008, Adalberto igualmente ha alcanzado otros reconocimientos como el Premio Maestro Juventudes que otorga la Asociación Hermanos Saiz o la Orden «Félix Varela”.
En octubre del 2013 por sus aportes a la música y cultura cubanas, la Dirección Provincial de Cultura de La Habana le otorgó la distinción Gitana Tropical.
Muchos son las composiciones legadas por Adalberto a la música cubana. Quién no ha bailado al son de A bailar el toca toca, Contradicciones,Chivo quiere que le den candela, Dale como e, Para bailar casino,Son para un sonero, Un pariente en el campo, Y qué tú quieres que te den, entre tantas otras. Así mismo, la labor de Adalberto como precursor y defensor de la música cubana va mucho más allá del trabajo realizado desde su orquesta. La creación y participación en distintos festivales como “La Fiesta del Tinajón” en Camagüey de la que es fundador, o el Matamoros Son del que fue Presidente de Honor por varios años, son muestra fehaciente de su compromiso con el desarrollo de la música popular-tradicional cubana.
Más allá de los aportes tímbricos que realizó desde la formación instrumental en su orquesta, siendo novedad en el momento de su fundación la composición instrumental empleada por él, sobre todo el empleo de dos trombones; o de la calidad de las composiciones legadas al amplio catálogo de obras musicales pertenecientes a la escena de la música popular tradicional, la mayor contribución del Caballero del Son a la música cubana es la revitalización y actualización del son cubano. Gracias al trabajo realizado desde su orquesta, la cual ha servido de escuela a muchos de los que hoy son nombres indispensables del pentagrama musical cubano, el Son no ha dejado de permanecer en la preferencia y el imaginario sonoro de todos los que de manera permanente o casual, habitamos esta hermosa isla.
Foto tomada del sitio web del Maestro Adalberto Alvarez
Nunca antes había tenido la oportunidad de poder sentir en todo mi ser una fuerte carga de compromiso espiritual como me ocurrió en el concierto Sonpara un sonero, emotivo homenaje al maestro Adalberto Álvarez por los 35 años de la fundación de Adalberto Álvarez y su Son. El hecho de percibir por primera vez al teatro Karl Marx como un enorme templo, desbordado por la presencia de miles de creyentes del son, aferrados al mensaje de cubanía que este trae consigo, nos colma de una plenitud de gran satisfacción. Francamente, resulta conmovedor ver en el concierto como entre los fieles integrantes de esta multitudinaria hermandad sonera, cuando comienza una obra musical, desde sus asientos van dando señales de cuanto disfrutan dicha sonoridad por medio de diferentes gestos del deleite en el rostro o con las manos hasta que al llegar el montuno, ya entonces están de pie, moviéndose y salen a los pasillos para bailar a todo tren. Seguir leyendo «El que se merece alguien como Adalberto Álvarez»→