Por Ricardo L. Osorio Argüelles. Estudiante de Musicología del ISA
Una vez iniciado el proceso revolucionario en Cuba y, posteriormente, la campaña de alfabetización, nuestro presidente Fidel Castro Ruz se propuso desarrollar y consolidar otros sectores de la enseñanza como el deporte y el arte. De esta forma en 1965 surge la primera Escuela Nacional de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) y se inaugura la Escuela Nacional de Arte (ENA), ambas con acceso de enseñanza para toda la población cubana.
Fue por esta vía y gracias a los aportes de los profesores de la antigua Unión Soviética y maestros cubanos ‒todos con un alto conocimiento didáctico‒ que los programas de estudios se elevaron progresivamente. Específicamente, los relacionados con la música, impartidos con una gran solidez desde sus inicios.
En el caso de la Escuela Nacional de Música (ENM), el esquema de estudios, desde sus comienzos, abarcó una gran gama de asignaturas teóricas como el solfeo, el análisis, la armonía, entre otras, con el objetivo de lograr en los futuros instrumentistas cubanos una formación académica más completa y que, a su vez, se posicionara a la par de los programas de estudios de grandes escuelas del mundo. Para ello, la mayoría de la bibliografía fue puesta a disposición de todos los estudiantes de manera gratuita. Este material de autoestudio fue y es continuamente analizado y reeditado por los especialistas. Ejemplos significativos de estos portentosos materiales lo constituyen los libros de armonía, Tratado de armonía tradicional I-II de Rolando Bueno, editado por Pueblo y Educación en el año 1980; los dos tomos de La armonía y su aplicación: principios estructurales de las formas musicales, del ya fallecido profesor de música Alfredo Diez Nieto, publicado por el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (CIDMUC); y Claves de armonía de la maestra Iliana Zaida García, publicado por el sello de editorial del Museo de la Música. Cada uno de ellos ofrece a estudiantes y profesores, una visión diferente de cómo asimilar y/o impartir la armonía en las aulas.
El libro de R. Bueno, Tratado de armonía tradicional I-II, resulta uno de los primeros frutos de la didáctica cubana. Dedicado a los Instructores de Arte, el texto posee un enfoque, mayormente universalista debido a que Bueno presenta su tratado desenfocado de la historia y de los compositores. Inspirado en el libro de Armonía tradicional de Paul Hindemith, el profesor Rolando se planteó crear un texto lleno de ejercicios para desarrollar el pensamiento lógico-armónico de los estudiantes de música. De esta manera, encontramos una gran cantidad de capítulos en función de trabajar todos los aspectos de la armonía; pero es en la sección dedicada a la modulación donde se encuentran algunas deficiencias. Ejemplo de ello es que Bueno no habla de los contactos, este constituye un recurso o herramienta armónica importante en el estudio de la disciplina. Por otro lado, no desarrolla el tema de la modulación debido a que solo se enfoca en explicar la modulación diatónica. Y sin restar el mérito que este tipo de modulación ofrece, esta constituye solo el inicio de un amplio campo de la armonía cromática.
Otro de los aspectos a tener en cuenta en el mismo libro, es la manera en la que Bueno se dirige a sus lectores, en este caso a los estudiantes. En sus páginas encontramos términos y combinaciones léxicas como no se puede, no se debe; obviando la explicación del porqué. Todas estas frases conducen a los estudiantes a construir una visión de la armonía como una materia llena de reglas y dogmas.
La propuesta de Rolando Bueno constituyó en su momento una invitación bastante dosificada y entendible para los estudiantes de música, teniendo en cuenta el contexto histórico de su lanzamiento y las necesidades de la enseñanza artística por aquel entonces.
Gracias a las graduaciones anuales de una gran cantidad de estudiantes en el perfil de Enseñanza de asignaturas teóricas, y a la fundación del Instituto Superior de Arte (ISA) el 1 de septiembre de 1976, donde se abrió el perfil de Musicología por gestión del maestro Argeliers León, se garantizó una propuesta de continuidad de estudio para los estudiantes de asignaturas teóricas; y a la par el claustro profesoral de las escuelas de música en Cuba, encontró un personal cada vez más cualificado en sus filas.
Fruto de todo este desarrollo, llega recientemente la propuesta literaria “La armonía y su aplicación: principios estructurales de las formas musicales” del maestro Alfredo Diez Nieto. Con una sólida formación profesional descendiente de un caudal de grandes maestros de la música como Jaime Prats, Pedro Sanjuán y Amadeo Roldán; Diez Nieto presentó una propuesta más profunda y novedosa en comparación con el método analizado anteriormente.
A través de ejercicios de armonización y una sabia selección de fragmentos de emblemáticas obras musicales y análisis de partituras; Diez Nieto brinda una serie de consejos enfocados tanto a los estudiantes como a los profesores. Otro aspecto es la manera en la que el autor logra anclar el contenido temático de su método con una dirección humanista. Este enfoque ofrece una mayor profundización en el contenido, debido a que se centra en explicar cada una de las particularidades del proceso armónico vinculado a su realidad social; es decir, al medio en el que las progresiones armónicas y recursos compositivos se desarrollaron dentro de su contexto histórico.
Como tercera propuesta, exponemos uno de los manuales de armonía más consultados por los estudiantes de música y egresados de nivel medio en los últimos años: Claves de armonía,de Ileana García. En tres capítulos, la profesora logra sintetizar con una mirada dialéctica muchos fenómenos de la armonía dispersos a través de la Escuela Rusa de Armonía y las clases de su profesor Alfredo Diez Nieto. Así lo cita la autora en las primeras páginas:
Después de estudiar y admirar a los grandes teóricos de la armonía, sus tratados, métodos, aportes innegables como compositores, musicólogos y estudiosos en fin de los procesos armónicos en la música tonal, parecería que no es necesario crear un libro más de esta materia, de repetir quizás lo que tantos han dicho a lo largo de varios siglos de hegemonía de la tonalidad en la creación musical. Pero creo que proponer “Claves de armonía” (…) permitirá aportar “un granito de arena” al todavía hoy complicado mundo de la armonía.
La profesora propone cada contenido anexado con ejemplos musicales del repertorio musical, y finaliza cada epígrafe con una gran diversidad de ejercicios. Estos van desde armonizar melodías y bajos, hasta ejercicios de armonización de melodías al piano. Este tipo de tareas individuales, sobre todo la última, constituye un medio muy enriquecedor para desarrollar habilidades en los estudiantes de música, lograr una formación profesional más completa y contribuir a incentivar creadores de futuros libros de armonía con otros enfoques novedosos.
Los tres libros expuestos constituyen un baluarte didáctico para el desarrollo de la armonía tradicional en nuestro país. Si bien proponen métodos y enfoques diferentes debido en gran parte a que, tanto Rolando Bueno, Alfredo Diez Nieto e Iliana Zaida Gracia vivieron tiempos históricos muy diferentes, esta trilogía armónica de la escuela cubana es una muestra de que el sistema de enseñanza cubano nunca se ha estancado y en su ardua búsqueda de encontrar propuestas de saberes cada vez más exequibles para nuestros estudiantes, constantemente. motiva el conocimiento de nuestros maestros y especialistas.
Por eso, en esencia, compartimos la opinión sostenida por la profesora Iliana García acerca de la armonía. Aunque existan muchos tratados de dicha materia, no todo está dicho. Por ello, la función de un maestro en las aulas no es cambiar ni regirse por los libros de forma dogmática, sino buscar la forma y el lenguaje precisos para hacer que tan complicada disciplina sea más amena y perceptiva para los estudiantes de música. En, en eso consiste un uso dialéctico de la didáctica.
Por último y a modo de coda, quisiéramos recapitular la importancia que poseen los tres enfoques propuestos en los tres libros. Nos referimos al universalista, humanista y dialéctico. Cada uno de ellos, brinda manera y forma distintas de analizar un mismo fenómeno[1]. Escoger el más factible estará en manos del maestro en función del objetivo a lograr con sus estudiantes en las aulas.


NOTAS
[1] Para profundizar en dichos aspectos recomendamos la lectura de “El análisis musical dialectico” de Alfonso Padilla y “Aportaciones y limitaciones del análisis musical en la investigación musicológica y etnomusicológica” de la doctora M. Ester Grebe Vicuña.