Ernesto Oliva y Lianne Vega: piano cubano a tempo de “Sinco…pa’ Changüisa”

Por Ivette Céspedes Gómez. Musicóloga y pianista

Canto a viva voz y alegría, así sentimos que se pronuncia la ópera prima pianística de Ernesto Oliva, compositor multipremiado en los certámenes Musicalia de la Universidad de las Artes (ISA). Algarabía, que se siente en el cuerpo al deparar con este monte sonoro. Es el caudal de su referencial Guantánamo que motiva a Oliva a invitarnos a disfrutar de su modo changüiao[1] de hacer vibrar el piano en este disco Sinco…pa’ Changüisa,[2] realizado como premio de la Beca de Creación Musical “Conmutaciones” de la Asociación Hermanos Saíz y nominado al Cubadisco 2019.

Para esta premier discográfica de sus cuadernos para piano se impuso la feliz invitación a Lianne Vega, joven pianista de la escena de concierto cubana, reconocida por su interés y competencia en la interpretación de la música contemporánea latinoamericana. Además del excelente dominio técnico, construido en más de 20 años de formación, Vega cautiva por la sensibilidad que ha desarrollado para comprender las más novedosas propuestas del arte musical de hoy. Como expresara en una entrevista para Havana Times:

…creo que es importante dar a conocer la música de los compositores nuevos, y no tan nuevos. Me resulta fascinante adentrarme en este lenguaje lleno de nuevos caminos, sonoridades, colores y manera de decir, que son reflejo de lo que vivimos, sin dejar de apreciar y de disfrutar otros estilos en la música.

Nelson Hernández. Entre las mejores del piano clásico en Cuba. Publicado: 15 de Febrero de 2016.
Lianne Vega

Oliva y Vega, son músicos que parten de una vivencia en común, su formación como intérpretes dentro de la Universidad de las Artes en La Habana. Complicidad entre estos seres creativos que se manifiesta en el disco cuando el oído pensante se encuentra con que los modos de entonar raigales aprehendidos en la trayectoria musical del compositor, se materializaron y corporeizaron en el resultado sonoro alcanzado por Vega.

En el disco se sintetizan los afluentes poéticos de Oliva: la tradición pianística cubana y la europea. Nombres como Enrique Guerrero, Tomás Ruiz, Manuel Saumell, Ignacio Cervantes, Carlo Borbolla, Carlos Fariña, José María Vitier y la marca paradigmática de Ernesto Lecuona tienen su huella en Sinco…pa‘…, siempre en confluencia con disposiciones estructurales y concepciones climáticas más próximas a compositores como Frédéric Chopin, Franz Liszt, Serguéi Prokófiev y Serguéi Rachmaninoff. También es un piano cubano que muestra la circularidad en sus influencias tanto de lo que puede denominarse académico como de lo popular.

Inauguramos el recorrido con Trillo al Guaso, ese camino corto es a la vez gesto de desvío para provocar lo más rápido posible el encuentro con una de las sonoridades reconocidas como típicas de Guantánamo: el changüí, presente en los modos de acentuación del bajo y la línea melódica, para ser disfrutado dentro de un despliegue pianístico de alto virtuosismo.

Pastorita tiene guararey, tema que ha puesto a bailar al mundo entero en múltiples versiones, resulta casi inseparable del sonido de Juan Formell y los Van Van de los años 1970. En esta oportunidad, Oliva nos remite al mito de origen, ese que reafirma a Guantánamo en su génesis. El tema, de la autoría de Roberto Baute Sagarra, sirve de pretexto para que pa´ Pastorita, un guarareaux? de Oliva resulte rejuego interactuante de acentuaciones changüiceras en el bajo y de un diseño melódico-armónico que alterna entre exposiciones consonantes -al modo trovadoresco tradicional recurriendo al doblaje de terceras y sextas- para inmediatamente con un gesto lúdico hacer despliegue de disonancias, que van a suceder en segundas, en la combinatoria de séptimas mayores con tritonos intermedios y también en la construcción del tema mediante clusters. Las secciones disonantes causan extrañezas jocosas al escucha que no tiene otra alternativa que vibrar al compás de los múltiples matices que puede tener lo tradicional de la mano de una relectura ingeniosa como la de Oliva. Es ese rejuego contrastante en la construcción de la franja melódica principal que podemos catalogar como el gesto más distintivo de esta obra y del disco en general.

Serán muchos los conmovidos, los movidos con la potencia de un piano cubano que nos conduce a recorrer desde una fuente “académica” los múltiples espacios de lo bailable. Lo bailable como evocación histórica que nos aproxima al salón decimonónico y de inicios del siglo XX, como en Danzonguacho donde nos percatamos del irónico guiño intertextual a la habanera de la ópera Carmen de Georges Bizet que se mistura con la estructura rítmica fundamental del cinquillo cubano para afirmarse como danzón. También percibimos lo bailable sonero desde un trabajo pianístico que evoca el goce de las festividades campesinas como sucede en Son del Guateque. Pieza que nos maravilla con la sutil evocación del punteado del tres que deviene motivo generatriz de toda la obra.

En su capítulo dedicado a la importancia de los instrumentos de percusión cubana en el son, el musicólogo y percusionista Lino Neira afirma:

Todas las modalidades de son tienen su propia guía metrorrítmica. En algunas agrupaciones lo ejecutan las claves entrechocantes, y en otras, en las que está ausente este instrumento, la guía metrorrítmica queda implícita en el resultado general del conjunto.

Lino Neira Betancourt. La percusión en la música cubana. La Habana: Editorial Letras Cubanas, 2005, p. 76.

Evidentemente, la energía latente en cada una de las piezas de Oliva está dada en gran medida por la forma en que los patrones de la mano izquierda se constituyen en guía metrorrítmica, ya sea de modo explícito con la presencia de células rítmicas, como por ejemplo la de la clave de son, o de forma implícita en el montaje general.

Los dos Cuadernos para piano Sinco…pa’ Changüisa conforman una serie de microformas caracterizadas, a grandes rasgos, por su concisión y la elaboración temática contrastante. En el recorrer de estos tracks disfrutamos de la presentación de ideas musicales hermosamente logradas en su construcción melódico-rítmica, que nos dejan con ansias de experimentar, en el futuro próximo, un desarrollo temático expandido que nos permita acompañar el vuelo poético de Oliva en obras de mayores dimensiones.

A paso ‘e pregón es el centro lírico del álbum. En contraposición a la función envolvente, por veces picaresca, que tiene el pregón para seducir a los clientes en potencia, aquí el cantar callejero es lamento. La densidad reflexiva va a estar dada por el silencio, ese que hace más lacerante la secuencia de cuartas paralelas. La variabilidad en el diseño de la factura por momentos arpegiada, en otras recurriendo al doblaje por terceras, sextas y octavas o resaltando lo percusivo del piano al colocar de relieve los pasajes sincopados, nos conduce a un sinfín de cuestionamientos sobre el (de)ambular de los cuerpos, sus deseos, producciones u ofertas impuestas.

Lo bailable, se nos vuelve a mostrar, ahora como invención en un gesto desmontador. Güichangacón fusiona el imaginario sonoro afrocubanista de las danzas de Lecuona especialmente su estilización de una expresión citadina como la conga, y el monte sonoro changüisero, aquí las entonaciones que nos conectan al homenaje a Pastorita no se hacen esperar.

En Café Changüia’o Oliva más que subrayar un motivo temático opta por llamar la atención sobre su combinatoria estilística de síncopas y disonancias. El comportamiento oscilante del bajo es articulado con un lenguaje armónico rico en disonancias que hace de este tema otra inscripción valiosa para el repertorio de la composición contemporánea en Cuba.

Mi Aldea, canto polícromo que se hace guajira, son, trova, sinfonía pianística donde habita el imaginario de Oliva. El tema nos aproxima a la intimidad del creador en el que se reafirma como ser guantanamero, al homenajear con su sonar los versos de Regino Boti dedicados a la “villa-iris amada, tierra de los ríos” .[3] Con todo el encanto por veces suave y, por otras, tempestuosos de los caudales, así nos interpela el próximo tema Compaysss… para luego cerrar la cita con el mejor de los sabores: Maní con cacao. El antológico tema de Moisés Simons es desmontado con sutil ironía, lo que sería el gesto de obertura es intercambiado por una convencional cadencia conclusiva que luego da paso a las más diversas variaciones y rejuegos con el pregón.

Oliva invita a la osadía sonora de cambiar de punto de escucha y percibir por un breve instante que hay modos de enunciar ricos y diversos desde donde seguir reinventando la musicalidad cubana. Bailar, saborear y habitar la fiesta del guaso que Ernesto Oliva y Lianne Vega nos regalan en este disco, esa es la propuesta.

Oliva, Ernesto. Sinco…pa’ Changuisa. Producido por Ulises Hernández. Grabado, mezclado y masterizado por Giraldo García. Notas discográficas de Juan Piñera. La Habana: Producciones Colibrí, 2019.


NOTAS

[1] Término creado por el compositor para indicar en la partitura que el sentido, los acentos y la agógica del fraseo se deben aproximar a la interpretación del changüí. 

[2] El disco por ahora solo puede ser comprado en tiendas físicas. Todavía no está disponible en internet.

[3] Poema Mi Aldea de Regino Boti en https://mialdea.wordpress.com/2011/10/31/aldea-mi-aldea-mi-natal-aldea/

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