Por Amanda Espinosa Ramos. Estudiante de Musicología del ISA
Fotos: Leydi Marrero Abrantes
Desde hace cinco años el cuarteto Caturla Strings enarbola la cultura cubana como estandarte. Su director y violinista, Anders Juan Duménigo, la violinista Kiara Fernández, la violista Roxana Rodríguez y el cellista Freddy Lafont integran esta novel agrupación, ganadora del premio A tempo con Caturla Online 2021.

El sábado 5 de marzo se sumaron, una vez más, a la historia de este evento que arribó a su vigésimo sexta edición, y obsequiaron a la ciudad de Santa Clara una muestra de su dedicado trabajo. La cita tuvo lugar a las nueve y treinta de la noche, en la Catedral de Santa Clara de Asís, momento en el que Maykel Iglesias, presidente del comité organizador del festival, pronunció las palabras de bienvenida a los participantes del evento.
La apertura del concierto devino de los primeros sonidos de Spain, uno de los más conocidos estándares de jazz del pianista y compositor Chick Corea, en una versión para cuarteto de cuerdas. La obra interpretada, arreglo de Anders y Lafont, les valió como introducción al público que percibió desde entonces el “calibre” de la agrupación.
Al término, Anders agradeció la invitación realizada a formar parte del festival y anunció la interpretación de tres piezas de Ljova, violista y compositor con quien compartieron escenario en el año 2016 y tuvo la cortesía de brindar su música; la misma se ajusta, perfectamente, al estilo de la joven agrupación. Interpretaron Plume, Bar Thalia Waltz y Bagel on the malecón. La primera de ellas fue una muy bien estructurada obra que demuestra el equilibrio entre los instrumentos, si bien el tema principal recurre a cada uno de los artistas, la obra comienza por el canto de la viola, que es sostenido por un acompañamiento discreto de pizzicato y melodías secundarias.
Bar Thalia Waltz representó un guiño con el cine norteamericano, un romance en blanco y negro. Musicalmente fueron absolutamente predominantes las armonías jazzísticas y modernas, entre ellas el tratamiento politonal, utilizando pinceladas pentáfonas en las melodías. Bagels on the malecón, por su parte, constituyó una muestra de cómo es percibida La Habana por Ljova. Tiene en cuenta dos materiales musicales: el primero de ellos es de carácter lánguido y recuerda en varios pasajes a las habaneras tradicionales. El segundo es mucho más sincopado y sostenido por todos los instrumentos. Toda esa languidez que era favorecida por el modo menor fue sustituida por las síncopas y el modo mayor. El público aplaudió esa síntesis de lo cubano.
Seguidamente, Anders anunció la interpretación de tres piezas de García Caturla: Pieza en forma de vals, Preludio y Berceuse campesina, tan bienvenidas en este festival que homenajea a este compositor. La primera de ellas propuso una estética armónica mucho más disonante, manifestada desde su tema principal que hace uso de manera evidente de la tríada aumentada. Pieza en forma de vals aunque posee una armonía avanzada no deja de ser meticulosa en cuanto a la tradicional factura y métrica del vals.
Preludio fue contrastante como sucesora puesto que exhibió un tratamiento predominante en valores largos, la articulación de legato y la consonancia en la armonía. Berceuse campesina, en cambio, constituyó una pieza muy amena y acertada en su “aire” asociado con el título, puesto que el término berceuse significa canción de cuna en francés. Asimismo, la obra refleja la mezcla de dos influencias fundamentales en la obra de Alejandro García Caturla: la cultura francesa y la afrocubana. La una se manifiesta en el sentido occidental de su formación, concordante también con su fructífera estancia como estudiante en París (1925-1927); la otra, lo afrocubano, especialmente caracterizado por el uso del modo mixolidio y las síncopas.
Entre los aplausos del comprometido público que asistió fueron anunciadas las últimas obras del concierto. Mambo #5 y Almendra, tradicionales temas de la música popular cubana. En la primera, los hombres ejecutaron la interjección “Aaajú” y establecieron patrones rítmicos y armónicos base para las melodías que tradicionalmente hacen los instrumentos de las orquestas jazz band, y que en esta ocasión interpretaron la violinista Kiara Fernández y la violista Roxana Rodríguez. Asimismo, Anders Juan Duménigo realizó un solo en el que citó un fragmento del tan conocido tema El manisero de Moisés Simons.

Eu sei que vou te amar llenó el espacio de la sala con su melodía romántica. Fue arreglada a modo de bolero. Por otro lado, el danzón Almendra continuó la peculiar forma de Caturla Strings de mezclar lo convencional con lo contemporáneo, y la música popular con la de concierto, lo cual enriquece extraordinariamente su propuesta artística.
Por último, el cuarteto presentó su primera obra propia, Cornamenta, compuesta por Freddy Lafont, una muestra de las pautas que identifican a la agrupación. Se sumaron a la sonoridad contemporánea de música de concierto cubana muchos recursos tímbricos como el uso del pizzicato en el cello como imitación del bajo de la música popular cubana, el sul tasto (tocar con el arco cerca del diapasón), así como el jazz y la ritmática de la música cubana popular.
La presencia del cuarteto Caturla Strings fue relevante para esta edición XXVI del festival, en tanto figuran como uno de los valiosos resultados de la modalidad online, necesaria durante el año 2021. El proyecto que llevan a cabo busca, en palabras de su director Anders: “la confluencia del jazz y la música popular cubana, resaltando el virtuosismo de cada uno de los integrantes del cuarteto; nos proponemos llevar los temas, tanto los originales del cuarteto como las versiones que hacemos a su máxima expresión desde el punto de vista interpretativo. Lo que nos gusta hacer es fusionar la música cubana con el jazz. Eso es lo que estamos intentando”.
Al finalizar el programa previsto, nuevamente los sostenidos aplausos y las palabras de profundo agradecimiento y bienvenida al talento joven y su variada propuesta.